Vivimos en un mundo egoísta, que carece de esperanza, lleno de odio, donde los que profesan el amor eterno de Dios nos quedamos en silencio.
Para que esto cambie, es necesario que los hijos de Dios tomemos una actitud diferente, un compromiso real, vivir mas allá del bienestar que nos da nuestra burbuja.
Es tiempo de comprender que el centro de todo no somos nosotros, es el Señor, de Él y para Él es todo. Hemos sido creados para alabanza de su gloria.
Dios, desde los cielos, miró
sobre los hijos de los hombres,
para ver si había algún entendido
que buscara a Dios.(Salmo 53:2)
Somos la luz del mundo y la luz no se debe ocultar, pero nosotros nos escondemos en la verguenza, en el dolor, en el miedo. Dejamos de lado la santidad, apagamos el amor y nos negamos a obedecer la voz del Espiritu de Dios. Es triste saber que muchos de nosotros, conociendo a Dios, no nos diferenciamos de este mundo.
Cambiemos de actitud, marquemos la diferencia, llevemos luz a los lugares oscuros, la vida a donde todo esta muerto, entregemos el pan donde hay hambre, agua en tierra seca, seamos un jardín en medio del desierto.
«Como la semilla que va
en la mano del sembrador
preparada para caer y morir,
quiero ser yo»