El propósito de Dios

alfarero

¿Y quien sabe si para esta hora has llegado al reino? (Ester 4:14)

Una joven judía cautiva en una tierra extraña había llegado a ser reina.

Cuando somos niños soñamos con nuestro futuro. Los hombres sueñan con ser futbolistas, astronautas o científicos locos. Las niñas con ser una princesa, actriz o una Sailor Moon.

A medida que crecemos vemos un mundo de posibilidades, y entonces, no tenemos idea qué elegir.

Las personas somos cambiantes, y nuestros proyectos de vida también cambian. Salomón nos dice:

“Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados” (Proverbios 16:3)

Nuestros sueños puestos en las manos del Señor son pulidos y afirmados transformándose en propósitos. No hablo de los propósitos generales como cristianos (orar, alabar, predicar, etc.) sino al que Dios tenía en mente cuando te diseñó.

Muchas veces nos llenamos de sueños, y trabajamos duramente en cumplirlos, pero nos olvidamos de trabajar por el propósito de Dios para nosotros.

El propósito de Ester no era ser reina, era que ella intercediera ante el rey por su pueblo y así evitar una gran matanza.

El propósito es el sueño que nace del corazón de Dios para ti, y produce convicción. Nos da una directriz, una meta, una visión. No es cambiante ya que no surge de nuestra voluntad, sino de la de Dios.

Un propósito requiere carácter. Nadie dice que será sencillo cumplir el propósito de Dios para ti. Juan el Bautista tenía claro el suyo: Anunciar la venida del Mesías. Su vida y mensaje apuntaron a eso. Y hasta dio su vida por cumplir su misión.

Un propósito beneficia a otros. Dios nos ha dado dones, talentos y habilidades para que los trabajemos y sirvamos a otros. Estos dones nos aportan en el cumplimiento del propósito de Dios.

Dios no nos regala aptitudes para que brillemos y nos sintamos especiales. Los dones nos ayudan a cumplir el propósito que Dios nos ha dado de edificar a su iglesia y alcanzar al mundo

¿Sabes cuál es la tarea particular de Dios para tu vida? Si lo sabes, ¿Te esfuerzas cada día para cumplir ese propósito? ¿Enfocas tus dones, talentos y tu tiempo en contribuir con tu llamado? Y si no sabes el propósito de Dios para ti, te invito a orar y cumplir el propósito de Dios.

Autor: Natalia Coloma.

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